La consultora Scratch acaba de publicar una encuesta que realizó a personas nacidas entre 1981 y el 2001 (lo que se viene a llamar la generación Y) sobre sus hábitos de consumo en productos bancarios y uno de los resultados más interesantes es que la mitad de ellos considera que no va a necesitar a los bancos en el futuro. Consideran que han aparecido empresas y sistemas que los pueden sustituir, y sinceramente, pienso lo mismo.
Un directivo de un banco español me reconoció que a lo que más miedo tiene desde el punto de vista de la competencia no son los otros bancos, sino a Apple, que tiene más 500 millones de usuarios con su tarjeta de crédito y que el día que entren en su mercado harán temblar los pilares de toda la banca, especialmente la de consumo.
Así están las cosas ¿Y ahora qué? La banca es el motor de la economía moderna y una de sus principales fuentes de dinero son los ingresos que hacemos los trabajadores y las empresas, y los créditos al consumo e inversión. ¿Son necesarios los bancos para esto? Ya no, así están las cosas. Cada vez surgen más empresas o métodos que cubren estas necesidades: Google Wallet, Pay Pal, plataformas de crowdfunding e intercambio, bancos de tiempo… Por no hablar de las monedas virtuales, que sí, a día de hoy tienen unos riesgos evidentes, pero que con el tiempo pueden llegar a acabar con los arcaicos controles de los bancos centrales.
Al fin y al cabo, todo el sistema actual se basa en la confianza, y cada vez menos gente confía en los gobiernos y la banca.
¿Qué hacen los bancos al respecto? Nada, o casi nada, siguen con su vieja idea de negocio que prácticamente no ha cambiado nada desde los fenicios. Sí, ahora tienen mucha tecnología pero la base es la misma. Recientemente el BBVA ha intentado adaptarse a los nuevos tiempos con una App interesante, Wizzo con la que, como explican en su descripción, ‘puedes, comprar online con tu tarjeta virtual, pedir y enviar dinero y hacer crecer tus ahorros’. Es interesante pero ¿es demasiado tarde?, quizás, si me puedo fiar de Wizzo es porque detrás está una empresa en la que confío, pero también confío en Apple y si ésta sacara el mismo servicio posiblemente lo preferiría.
Lo mismo podríamos decir de otro antiguo mercado supuestamente consolidado: las aseguradoras. No han cambiado nada en los últimos 150 años y el día que Google, con su ingente cantidad de información y su big data, entre en la batalla, se les acabó el juego. Al fin y al cabo una empresa de seguros no es más que cálculos matemáticos para analizar el riesgo (cosa que Google puede hacer mucho mejor a mucho menor coste) y acuerdos con profesionales locales.
Renovarse o morir
En la historia tenemos muchísimos ejemplos de empresas enormes que no han sabido evolucionar y se han quedado por el camino; no sólo empresas también sectores enteros. Cuando no existían los frigoríficos eléctricos las empresas de venta de hielo eran uno de los grandes negocios. Ni una sola de estas empresas lo vio venir y ni una de ellas invirtió en las nuevas tecnologías (el frigorífico eléctrico). Resultado… bueno, pasaros por los antiguos neveros de la sierra de Madrid y contad cuantas personas recogen ahora el hielo.