“¿Sabía que el 84% de los habitantes de una ciudad sienten que viven en un ambiente de desconfianza? Esto conlleva una bajada de los estados de ánimo, de la productividad y, sobre todo, del grado de satisfacción de los ciudadanos. La solución estaría en crear de alguna manera un nuevo entorno de confianza donde solo pudiéramos mostrar y conectar la mejor versión de las personas, empresas e instituciones.
¿Ha tenido la oportunidad de trabajar alguna vez rodeado solo de personas con una actitud positiva, que son excelentes en su trabajo y bellísimas personas? Si la respuesta es sí, ¡enhorabuena!: es usted muy afortunado y habrá comprobado como en esos entornos solo pasan cosas buenas, todo fluye y cualquier meta parece alcanzable.
La ciencia dice que un 16% de la población es estructuralmente negativa o tiene tendencia a la negatividad. Pero es aún más llamativo que el mismo porcentaje es “positiva estructural” y tiene esa tendencia marcada de forma natural. Pero la oportunidad, y la responsabilidad, está en el 68% central que no tiene ninguno de los dos polos marcados y que, directamente, se deja influir.
Vivimos en un mundo donde el negativo, el tóxico, tiene una posición y una atención que no merece y desde la que hace mucho daño. En cambio, no ensalzamos tanto —y no ponemos lo suficiente en valor— a ese amigo o compañero que sonríe, que nos alegra el día porque siempre tiene una palabra amable y ve el lado bueno de las cosas.
Vivir al lado de personas positivas alarga la vida. Ver trabajar a profesionales que se mueven en la excelencia —sea cual sea su profesión— da gusto, y relacionarse con personas que son, en esencia, buenas, te permite confiar.